Un plan muy improvisado

28/Mar/2011

Un plan muy improvisado

27-3-2011
DE EDUARDO ESPINA PARA LINCOLN MAIZTEGUI CASAS Esto de andar exportando democracia al mundo árabe ha probado ser nefasto
Estimado Lincoln: Algo fracasa en el lenguaje cuando se dice que hay guerras justas. Si las hay, tal vez la última fue la que el mundo libre libró contra el nazismo. De las demás, ocurridas en tiempos modernos, quién sabe. Según la ONU, la intervención militar de la comunidad internacional en Libia, algo así -vaya eufemismo- como una “guerra legal”, estaría justificada, al menos desde un punto de legal. Una primera lectura, no necesariamente correcta de la aplicación de la denominada Responsabilidad de Proteger del máximo organismo internacional, permitiría inferir que el mundo organizado ya no tolerará matanzas masivas como las no muy lejanas ocurridas en Sbrenica o Ruanda ante los ojos pasivos, ¿condescendientes? de la ONU. Sin embargo, dicha lógica se viene abajo al constatar que en el mundo actual hay infinidad de regiones en conflicto donde mueren tantos o más civiles que en Libia. En lo que va del siglo XXI en Sri Lanka, la República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán y Costa de Marfil, por nombrar azarosamente a los más evidentes que tienen regulares genocidios, ha muerto mayor cantidad de civiles y más gente fue desplazada de sus hogares que varias Libias juntas, y sin embargo, ¿cuál ha sido la participación salvadora de las fuerzas del principal organismo mundial? Todavía siguen discutiendo qué hacer. Por lo tanto, lo que irrita y confunde de todo este hipócrita escenario es la arbitrariedad con que la comunidad internacional maneja los asuntos de mayor seriedad, que son precisamente aquellos en los cuales está en juego la vida de millones de personas. Por otra parte, la intervención en Libia resulta debatible por lo confuso que resultan los objetivos de la arremetida militar. Por un lado se afirma que de seguir en el poder Gadafi continuará siendo una amenaza para los libios, pero por otro varios jerarcas militares estadounidenses afirman que no figura en los planes derrocar o matar al dictador libio. Entonces, en qué quedamos. La situación llega a su colmo, al preludio de un caos en desarrollo, cuando los mismos militares indican que si cae Gadafi, y las fuerzas civiles fuertemente armadas luchando por dos bandos diferentes se mezclan, el resultado puede ser catastrófico. El país entraría en un caos absoluto. Es decir, se ha intervenido sin tener articulado un claro plan militar ni tampoco político, pues ¿quién quedará en el poder una vez destituido Gadafi? Quienes aspiran al liderazgo del país y cuentan con mayores posibilidades de conseguirlo, han ocupado en el pasado cercano posiciones en el gobierno de Gadafi, por lo que tienen tantas intenciones de establecer un régimen democrático como el dictador aun en el poder. Esto de andar exportando democracia al mundo árabe ha probado ser nefasto. Los intentos realizados en Irak y en Afganistán han terminado en fracaso y en casos de corrupción desde el poder, todo lo cual impide ser optimista respecto al futuro de Libia y a lo que deje la actual presencia militar extranjera, la cual generará destrucción, resentimiento y muerte, pero no paz ni una democracia duradera.
eduardoespina2003@yahoo.com